domingo, 30 de octubre de 2016

"Otro domingo sin GoT"

Existen varias clases de seriéfilos. 

Por un lado, tenemos al sujeto que está pendiente del estreno de la última serie y se mira capítulo a capítulo, semana tras semana en forma de ritual. Esta persona tiene todas las suscripciones necesarias contratadas y con el pago al día dado que es incapaz de perderse un sólo capítulo. Para este sujeto no existen los domingos a la noche. Cualquier otro plan que surja es cancelado y no hay prioridad mayor durante esa hora que la de estar sentado frente al televisor con el corazón en la garganta por saber lo que va a pasar. Espera año tras año el estreno de la temporada con tanta ansiedad que hasta puede ser capaz de contar los días que faltan.

Pero también están los desafortunados que por X o por Y no pueden ver la serie ese mismo día o a esa hora. Estos son campeones olímpicos en esquivar spoilers. Están atentos a la serie durante las primeras horas desde que estrenó el capítulo y al mismo tiempo no quieren saber nada de lo que ocurrió. Saben perfectamente a qué hora y en qué minuto exacto está disponible por internet para verla lo antes posible en una carrera contrarreloj contra el gil que ya lo vio y no puede controlar sus dedos en publicar una opinión de lo que pasó o llorar por Twitter por el que se murió. Y si no lo saben, lo averiguan, pero no pierden tiempo porque saben que el peligro del spoiler es inminente.

En tercer lugar, está aquel que espera a que termine una serie para engancharla por Netflix o bajarla por torrent y le dedica exclusivamente una o varias tardes para mirarla en formato maratón. Este es un perfil más relajado, no aguanta la ansiedad del semana a semana y prefiere ver la serie de un tirón. 

Sinceramente, envidio a esta tercer clase de seriéfilo. Se toma su tiempo para mirar una serie y cada vez que lo hace se sumerge en una especie de nirvana que lo transporta por varias horas a otro mundo como ocurre al momento de leer un libro. 

Yo, en cambio, me considero de la primer clase, no sólo con las series sino también con el cine. Me cuesta mucho ver una película cuando la sacan de cartel, y con las series me cuesta mucho encontrar el momento para sentarme y disfrutarlas como me gustaría. Es por ello que prefiero el ritual del estreno, estar ahí, en el momento.

Con la última temporada de Game of Thrones me tomé este ritual muy en serio. Todos los domingos nos juntábamos en casa con varios amigos tipo 9 de la noche, con el tiempo suficiente para preparar una rica cena y dejar todo listo a las 10 para estar ya sentados sintonizando HBO. Teníamos una regla muy clara: al que llegaba una vez comenzado el capítulo no le abríamos, por lo que varias veces tuve que correr en el ascensor 21:59 rogando que no me perdiera alguna escena por culpa del impuntual.

Mi casa no era la única anfitriona. Tengo varios amigos que se juntaban por su cuenta en la casa de uno o de otro con el mismo fin, con los que luego de terminar el episodio cruzábamos intensos debates por whatsapp sobre lo que acababa de ocurrir y nos compartíamos una infinidad de memes que salían a la luz.

Si uno se lo pone a pensar, en el momento de estreno de cada capítulo de una serie como Game of Thrones habría cientos y cientos de hogares cumpliendo el mismo ritual de manera simultánea, como si toda una comunidad se juntara a ver lo mismo en diferentes lugares. Muy loco, ¿no?

Sonará increíble, pero no es la primera vez en la historia que ocurre un fenómeno parecido.  

En 1920 los Locos de la Azotea fueron los encargados de la primera transmisión de radiodifusión en la Argentina. Los aparatos eran caros, difíciles de conseguir, por lo que algunas familias se juntaban en diferentes casas para escuchar los programas que se emitían. La radio se convertía también en una excusa para unir a la familia escuchando las radionovelas en torno a la radio que se ubicaba en medio de la sala. Se generaba un clima de comunión ameno que antes de la aparición de la radio no existía más que en las tertulias o los almuerzos de familia. 

Luego ocurrió lo mismo con la televisión. Los programas tenían un horario fijo en la semana y la limitación de las nuevas tecnología hacía que la gente se juntara para compartir ese momento. No había un medio accesible que grabara esos programas para verlos luego de su emisión en vivo. A lo sumo, se repetían en otro horario para llegar a más televidentes y oyentes. 

Hoy en día, tenemos la posibilidad de consumir ciertos programas de radio como de televisión en diferido, subidos en diferentes canales y compartidos de forma masiva por medio de Internet. Lo que aún conservamos, es esta especie de ritual por conseguir la primicia de lo ocurrido en nuestra serie favorita.

Internet, además, favoreció este fenómeno gracias a la nueva "cultura del spoiler". Todo el tiempo estamos conectados a través de las redes sociales con gente de todo el mundo que publica opiniones de lo ocurrido en cada episodio, en cualquier momento y lugar. ¿Falta de solidaridad con el otro o está en todo su derecho? ¿Hay gente que lo hace a propósito? Esto corresponde a otro debate, pero sabemos que si no estamos al día nos podemos llegar a perjudicar y perdernos la magia de la sorpresa. ¿De qué manera podemos evitarlo? Verlo lo antes posible, si se puede el mismo día mejor, o alejarnos 100% de las redes sociales que hoy en día es casi imposible. 

Muchos nos respaldamos en estos rituales, como si volviéramos al 1920. Nos refugiamos en la casa de aquel que tiene HBO, o una buena conexión a internet para verlo en streaming. Al fin y al cabo, es una buena oportunidad para juntarnos, para vernos con amigos o en familia como hacían en aquellas épocas en las cuales Netflix no existía.

Hoy, para mi, es "otro domingo sin Game of Thrones", y más que esperar la próxima temporada para ver qué pasa con Jon Snow estoy más ansiosa por juntarme con mis amigos para otra vez estallarnos de risa, enojarnos, comer (importantísimo) y llorar juntos.





Gracias por leerme, espero que les haya gustado! 

En esta oportunidad quiero también leerlos a ustedes en los comentarios: ¿Qué clase de seriéfilo son? ¿Qué opinan de los spoilers? ¿Cuál es la serie que más les gustó de las que vieron hasta ahora?

Nos vemos en la próxima nota!

Goshi.

miércoles, 19 de octubre de 2016

El legado maldito

Según la Real Academia Española, el término "legado" se define como "aquello que se deja o transmite a los sucesores, sea cosa material o inmaterial".  


La ambigüedad de esta definición me permite pensar en cualquier cosa, desde una herencia, una característica, un objeto valioso hasta el mismo color de ojos, pero en las historias de ficción esta idea de legado figura como algo más que eso, cobra cierta relevancia. 

En varias sagas, series y películas me encontré con el recurso de la figura clásica de este personaje, hijo de tal o nieto de fulano, destinado a seguir los pasos de su padre o arreglar lo que hizo o le faltó hacer. Es como si hubiera algo escrito en el ADN de cada uno que nos demandara a hacer algo particular en nuestras vidas, desde una misión escueta, hasta la salvación de la raza humana sólo por el hecho de haber nacido en "x" familia. Mucha responsabilidad, ¿no?

La escritora británica J.K. Rowling plasma este concepto en la traducción al español del título de su nueva obra "Harry Potter y el legado maldito". Se trata del guión de una puesta de teatro en la cual se cuenta la historia de los protagonistas de la saga junto a sus hijos. Lo terminé hace poco y me re gustó, le hace justicia a la saga y a la esencia de los personajes originales, y los nuevos complementan muy bien el estilo.

El argumento de la obra arranca 19 años después de la Batalla de Hogwarts, momento en que Albus Severus Potter arranca su primer ciclo lectivo en el Colegio de Magia y Hechicería con un gran peso sobre los hombros: ser hijo del famoso Harry Potter. La presión que le provoca el sólo hecho de llevar el mismo apellido se ve reflejada en su manera de actuar a lo largo de la obra y en las acciones que realiza frente a sus amigos, sus compañeros y profesores. Por momentos llega a pensar que no es el hijo que su padre merece y eso lo coloca en conflicto consigo mismo.

No les quiero adelantar mucho del libro, quienes lo leyeron saben cómo termina y a qué se refiere con esto del legado, pero por momentos, al igual que el resto de la saga se habla de ciertas profecías relacionadas con el destino de cada uno de los personajes. 

Como si fuera poco, nuestro legado pareciera no sólo estar escrito en la sangre, sino también en bolas de cristal y borras de café que leen nuestro futuro. ¿Queda alguna duda de esta idea de destino?

Harry Potter y su linaje no fueron los únicos afectados por este concepto. Varios autores se aferraron a la idea del legado para diseñar historias muy complejas, como lo podemos ver en la saga de Star Wars.

Luke Skywalker, hijo de Anakin, mejor conocido como Darth Vader, es accidentalmente (¿o forzado por el destino?) convocado por la Alianza Rebelde para destruir a su padre y frenar el imperio. Por herencia de Anakin y los midiclorianos en sangre, el pibe se convirtió en Jedi en muy poco tiempo con la ayuda de Yoda y terminó salvando la galaxia de uno de los Sith más poderosos de la historia.

Incluso, varias novelas publicadas antes de las precuelas sugerían que la sensibilidad a la Fuerza era un fenómeno biológico y hereditario. En Episodio VIII se puede observar cómo Leia, hermana de Luke, admite que también tiene esta sensibilidad, sólo que, al no haber sido entrenada, no pudo convertirse en Jedi.

Vale aclarar que creo que George Lucas, a quien admiro muchísimo, tiene una obsesión particular conque todo quede en familia.

Tampoco podemos olvidar mencionar el caso particular de Frodo Bolsón, quien siendo un pariente muy lejano de Bilbo, se emprendió a cumplir su tarea pendiente cruzando toda la Tierra Media para destruir el Anillo Único antes de caer en manos de Sauron. En algunos blogs se menciona que fue destinado a destruir el anillo cuando lo heredó de Bilbo. Vuelven a aparecer las mismas palabras: herencia, el legado, el Monte del "Destino". 

¿Todos estos actos corresponden al legado que les fue transmitido o eligieron a conciencia tomar ese camino? 

Creo firmemente que lo que podemos llamar "legado" se compone por las posibilidades que se nos presentan por ser quienes somos, por nuestra identidad y nuestra historia, frente a las cuales tomamos decisiones sobre qué hacer. 

¿Por qué creo esto?

Tanto Luke como Leia tenían ese don hereditario, sin embargo, aunque ambos lucharan por la misma causa, sólo uno de los dos decidió convertirse en Jedi. Cada uno eligió de qué manera hacer frente al Imperio.

Pero el ejemplo que considero más claro para mi intención de romper con el concepto de legado es lo que ocurre en Harry Potter. En su primer día de clases eligió ser Gryffindor por sobre Slytherin, convenciendo al Sombrero Seleccionador acerca de el camino que él quería transitar en Hogwarts. A su vez, fue realmente Voldemort quien hizo real la profecía al elegir a Harry como su rival, cuando el personaje de Neville cumplía con los mismos requisitos. Aquí se pone en duda cuán veraz era la profecía o si fue la decisión de Voldemort lo que llevó a Harry a convertirse en "el elegido" y derrotarlo. 

¿Y si nos ponemos a pensar en el uso del giratiempos?

Con estas percepciones, la idea de destino se vuelve un tanto confusa, ¿no?

La idea de "legado maldito" quizás corresponda a un intento de deshacernos de una responsabilidad. Puede incluso llegar a funcionar como un título a eso que nos pasa cuando no queremos hacernos cargo de las decisiones que tomamos y decimos "esto es lo que me tocó, no puedo escapar de ello y lo tengo que hacer, no puedo cambiarlo". 

En un mundo tan cambiante es casi imposible pensar en la idea de un destino prefijado, o del mandato heredado. Ser hija o hijo de, nacer en tal lugar o en cierta época forma parte de nuestra identidad, pero es la personalidad lo que nos va formando en carácter y nos permite tomar las riendas del caballo. 

Lo que también es cierto es que todas y cada una de las historias que componen este mundo podrían haber sido de otra manera, tomar diferentes rumbos, si las decisiones tomadas por sus protagonistas hubiesen sido otras. Y esto confirma que el destino no lo tenemos escrito en la sangre y que nosotros, día a día, vamos forjando nuestro propio destino según cada paso que damos: Somos protagonistas y a la vez creadores de nuestra propia historia.




Muchas gracias por su tiempo y leer mi nota, espero les haya gustado!

Que tengan un muy lindo miércoles, a pesar de la lluvia, y los espero en mi próximo artículo.

Goshi.

miércoles, 12 de octubre de 2016

El plus de compartir

Antes de empezar a explayarme en este extraño y complejo mundo, me quiero presentar: Mi nombre es Agostina, mis amigos me dicen Goshi, tengo 25 años y estoy cursando los últimos años de la Licenciatura en Relaciones Públicas. 

Edad difícil la de los 25. Es una especie de transición entre la adolescencia y la adultez propiamente dicha, comúnmente denominada como adolescencia tardía. Nuestros padres a los 25 quizás ya estaban casados, recibidos, con hijos, tenían su propia casa, y ni hablar de nuestros abuelos. Nosotros en cambio acá estamos, muchos estudiando, muchos viviendo con nuestros padres, algunos en crisis sobre qué hacer de sus vidas, otros completamente encaminados o viajando por el mundo buscando una respuesta a esa pregunta que tan seguido nos hacemos.

Habiendo tantas diferencias entre una generación y otra, sobretodo por el avance de la tecnología, es normal y muy común que haya una barrera comunicacional muy clara. Los códigos que tenemos son distintos, las costumbres que llevamos son completamente diferentes, quizás algunos gustos sean compartidos, pero lo que más cambia de generación a generación son las experiencias vividas. 

Ayer tuve la suerte y el gusto de participar de un evento en el IMAX sobre la próxima película a estrenar perteneciente al Universo Marvel: Doctor Strange. Este evento fue organizado por Disney en conjunto con La Cosa Cine, donde pasaron un adelanto exclusivo de la película a estrenarse el 24 de noviembre luego de una exposición muy rica acerca del personaje, que no es tan popular dentro del rubro. Los adelantos estuvieron increíbles, realmente fue un evento muy agradable y divertido.

Cuando llegué a mi casa, le conté a mi madre sobre el evento, lo que me llevó a contarle acerca del personaje el cual ella desconocía. De esta conversación surgió algo muy curioso. 

Mi madre es creyente y practicante de reiki, práctica muy compleja de explicar en un solo posteo, pero que trabaja básicamente con la energía y los distintos planos (¿les suena conocido el término "plano astral"?). Cuando le conté los poderes de Doctor Strange, que a mi me parecían fascinantes, ella asentía con su cabeza como si se tratara de algo sumamente normal. Y allí me detuve. ¿Cómo podía seguir explicándole sobre los poderes de un superhéroe a alguien que los entendía mucho más que yo? Lo que era una charla explicativa pasó a ser una conversación de igual a igual, de intercambio de experiencias, de la cual aprendí mucho y pude extraer que ese universo no era tan extraño y supraterrenal para mi madre como a mi me parecía.

¿Cuántas veces pensamos que el mundo de los cómics, las películas, los dibujos animados son algo que pertenecen a nuestra generación y que el "adulto" no puede llegar a comprender? Doctor Strange se basa en un cómic escrito en los años 60, una época gloriosa donde la psicodelia empezaba a intervenir todos los campos de la vida común, incluyendo la música y el arte. Yo, que soy de la generación de los 90, apenas puedo llegar a comprender algo de esa época por lo que mis padres y profesores me contaron. Entonces, ¿cuánto más podemos aprender cuando compartimos nuestros conocimientos con el otro que vivió otras épocas, con otras experiencias, vivencias y costumbres? 

A partir de esta charla llegué a la conclusión de que una película, un cómic, un libro, sea escrito o realizado en el año que sea, puede ser una herramienta de conexión intergeneracional donde cada miembro de una generación distinta puede aportar su interpretación, sus conocimientos y experiencias para comprenderlo desde diferentes puntos de vista. El único esfuerzo necesario es compartir, conversar, contarle a tus padres, tus abuelos, tus tíos, futuros hijos sobre tus gustos por más raros que te parezcan. El otro esfuerzo es escuchar, aceptar el punto de vista de la otra persona. Quizás, te podés llegar a sorprender acerca del nivel de aceptación que pueda tener el otro. Quizás no, pero el intento lo vale y te da una percepción más amplia de las cosas.

Esto que descubrí ayer en una charla cotidiana es lo que me llevó a escribirles a ustedes, animarme a arrancar con este blog y compartirles mi punto de vista sobre algo que me apasiona: El complejo e infinito mundo friki.







Muchas gracias por tomarse el tiempo y leer, los espero en mis próximos posteos,

Que tengan un muy buen miércoles!

Goshi.