Hoy vengo a confesarles que nunca confié del todo en los superhéroes.
Siempre me gustaron más los villanos de las sagas, no por verme representada en sus ideales, sino porque admiro su convicción y me resulta atractiva esa testarudez retorcida de hacer lo que sea con tal de llegar a cierto objetivo. En cambio, los superhéroes me parecen medio grises. Muchos de ellos obtuvieron sus poderes por accidente, otros se entrenaron con el afán de superar un trauma o por venganza, y algunos tuvieron la suerte de caer en una ciudad desafortunadamente rota.
Quiero aclarar que admiro desde pequeña la predisposición de los héroes al servicio y al sacrificio por los demás, pero siempre me pregunté, ¿lo hacen por poder, por una carga de responsabilidad o por real convicción?
Sabemos muy bien que, por ejemplo, Batman empezó a combatir el crimen por el deseo de vengar la muerte de sus padres, Peter Parker tuvo esa necesidad de justicia con su tío, y Tony Stark... bueno, es Tony Stark, con ese afán por la autosuperación tecnológica y la ostentación.
Podríamos encontrar entre los héroes un alma noble en Gokú, dispuesto a sacrificarse por la humanidad, o defender a un tal Capitán América por su firme lealtad al país, lo que lo convierte en soldado dispuesto a darlo todo, pero ¿qué los lleva a tomar esa decisión de enfrentarse a los males más grandes del mundo? ¿El amor por la humanidad?
Una de las teorías que más odié en la facultad es la pirámide de Maslow, pero aplica a lo que quiero contar, así que se las explico brevemente: Maslow define que todo ser humano se comporta a partir de una escala de necesidades que tiende a satisfacer para lograr su completitud. Desde la necesidad más básica a la más superior encontramos las fisiológicas, las de seguridad, afiliación o social, de reconocimiento y, por último, la necesidad de autorrealización.
La necesidad de reconocimiento corresponde a ese deseo del espejo, que la otra persona reconozca el éxito o los logros de uno mismo. La autorrealización, en cambio, pertenece a un nivel superior, donde uno mismo se siente satisfecho por cumplir un objetivo sin la mirada del otro. Sería el ideal de motivación: uno se guía por sus propios valores y principios.
¿Cuántos héroes hemos visto actuar en pos del reconocimiento del otro y cuántos villanos moverse por automotivación? No digo que no ocurra lo opuesto, sólo que muchas veces solemos encasillar a los héroes como seres de luz, que actúan por el bien de la humanidad cuando su motivación puede ser tranquilamente un argumento egoísta.
Entonces, si hay héroes tan ambiguos y villanos tan convencidos de lo que dicen y hacen, ¿qué es lo que diferencia a un héroe de un villano? ¿Qué tan bueno o qué tan malo es con las personas? ¿La causa por la que lucha?
Una frase que me gusta mucho dice:
"There are no heroes, no villains, just people with different agendas".
- No hay héroes, ni villanos, sólo personas con objetivos diferentes -
Ben Urich - Daredevil
Y coincido mucho con esa frase.
¿Hasta qué punto un ideal es correcto o incorrecto cuando se está realmente convencido con lo que se piensa? No todo es blanco, no todo es negro. A veces lo que ocurre es que uno está parado de un lado y le toca enfrentar a alguien que se encuentra del otro. La pregunta es qué tan tolerantes somos con los del otro lado y qué tan dispuestos estamos a cruzar la línea y atacar al otro o respetar su forma de pensar y quedarnos en el molde.
Creo que es la intolerancia lo que nos convierte a todos un poco en "villanos".
Gracias por leerme, estoy atenta a sus comentarios.
Nos vemos en la próxima nota!
Goshi.

No hay comentarios:
Publicar un comentario