Episodio I,
II, III, Rogue One, IV, V, VI, VII y se aproximan el spin-off de Han Solo y
Episodio VIII. Son algo más que 10 películas en la historia del cine, en
conjunto son una especie de fenómeno cultural que atraviesa a la sociedad
actual.
Pocas son
las sagas que cobran trascendencia. Algunas, como Crónicas de Narnia, mueren en
el camino por falta de convocatoria, mientras que ciertas películas intentan
una segunda parte tan forzada que termina siendo un fracaso. Otras, continúan
el formato de la trilogía, que pareciera resultar el más efectivo en la
industria del cine. Pero si nos situamos en el fenómeno Star Wars o Harry
Potter, nos encontramos con un monstruo fuera de lo común que atraviesa una o
más de una generación entera.
En tiempos de
tanta oferta de cosas distintas, ¿el éxito reside en traer algo más de lo
mismo?
Ayer se
estrenó Rogue One, la nueva entrega de la saga de George Lucas, que cumple un
cierto formato de spin-off de lo ocurrido entre Episodio III y IV. Es una
película con aspiración a romper la taquilla mundial y los records de las
diferentes entregas realizadas durante el año por el resto de las franquicias
como Marvel, DC o Warner. ¿Por qué? Quienes ya hayan estado investigando,
pudieron notar que no hubo una sola crítica negativa respecto del estreno, lo
cual es realmente llamativo ante el amplio espectro de críticos que circundan
la web.
¿Cuál es el
secreto de que una saga que está por cumplir sus 40 años continúe siendo un
éxito a nivel mundial? Creo que tiene mucho que ver con respetar "lo que
el fanático tiene ganas de ver". Es de público conocimiento que la saga
original de los, hasta ahora, 7 episodios, cumple con un clásico formato de
trilogías concatenadas por un lazo de sangre entre los personajes y cierta similitud
en los hechos que ocurren en cada película. En la primera se descubre "una
nueva esperanza", en la segunda se pudre todo y en la siguiente se
resuelve para bien o para mal.
Episodio VII
no escapa del espíritu de Episodio IV, pero a su vez no deja de
innovar dentro de la misma estructura con una nueva historia, con nuevos
personajes, locaciones, criaturas, droides y todo eso que nos encanta del
universo que George Lucas nos legó. Como escuché hace unos días de parte de una
de las periodistas que participaban en la charla de La Cosa Cine en la Comic
Con, si al hacer una nueva película te alejás mucho de la esencia de las
trilogías originales deja de ser Star Wars, si te acercás demasiado, ¿para qué
la hacés? Se convertiría en más de lo mismo. Y es así como una nueva entrega se
convierte en un laburo de artesano muy delicado y complejo.
Rogue One
logra transformarse en una pieza magistral capturando la esencia de Star Wars
desde su germen: la guerra entre el imperio y la alianza rebelde. ¿Cómo hace
para convertirse en un éxito? Como una nueva propuesta con un formato completamente distinto, sin jedis, sin sables
láser y con una historia paralela que tiene principio, desarrollo y final en
una sola entrega. A pesar de sus diferencias con la saga original, es una película que ilustra el mundo de Star Wars en plena guerra, con escenas épicas, personajes
queribles, humor sano y una trama atrapante, lo que la convierte en una gran película que encastra perfectamente con el resto de la saga. La ventaja de tratarse de un spin-off, es que el director pudo tomarse ciertas libertades respecto a los episodios, creando una película original pero completamente funcional dentro del mundo de Star Wars.
Harry
Potter, por otro lado, evolucionó en tono y en su propia historia a medida que
sus lectores fueron creciendo. Mismo ahora, en un mundo tan multitasking,
atiende una necesidad de más material de diferente naturaleza y formatos al
expandir el mundo mágico al resto del mundo y traer una nueva propuesta en
forma de precuela, una obra de teatro y los libros con sus respectivos guiones.
Se sabe que su capacidad de expansión es infinita, y que si JK Rowling lo sabe
manejar puede seguir creando nuevas historias y nuevos personajes hasta el
cansancio.
El éxito de
las sagas que menciono creo que tiene mucho que ver con acompañar a sus
seguidores. Tanto Harry Potter como Star Wars fueron cambiando su paleta de
colores a medida que sus lectores y espectadores crecían y cambiaban de
hábitos. Es así como una misma saga conviven películas aptas para niños, como
son Episodio I y Harry Potter y la piedra filosofal, con películas oscuras o
violentas como Rogue One o Las Reliquias de la Muerte.
Son sagas
aptas para todo público, con un objetivo claro: que los padres induzcan a sus
hijos para que crezcan con estas increíbles historias y que, de esta manera, la
saga no muera nunca y pase de generación en generación, como me pasó a mí y
seguramente a varios de ustedes.
El éxito
entonces reside en adaptarse. Adaptarse implica escuchar a las nuevas
generaciones, estar al tanto de las nuevas tecnologías, percibir qué es lo que
se consume y lo que ha quedado obsoleto. Pero esto no implica innovar al nivel
de perder la esencia. Renunciar a una esencia con tanto peso por algo nuevo es como perder el
alma, y algo sin su propia alma es lo mismo que exista o que no, no tiene
sentido de ser.
La fórmula
está en conservar la esencia y adaptarse. No significa hacer más de lo mismo,
sino apoyar lo distinto en las fortalezas que tiene aquello que tanto éxito
generó. Rogue One es un gran ejemplo de esto, y espero que el spin-off de Han
Solo siga esta misma fórmula.
Muchas gracias por leerme, y que tengan un muy buen fin de semana!
Hasta la próxima!
Goshi.
Muchas gracias por leerme, y que tengan un muy buen fin de semana!
Hasta la próxima!
Goshi.

No hay comentarios:
Publicar un comentario