En la siguiente nota me permito alejarme un poco del mundo friki, para adentrarme en una de mis otras grandes pasiones: la música y su relación con la literatura.
Muchas veces escuchamos hablar de la idea del disco de
una banda, el concepto que lo inspiró o el contexto que lo envuelve a la hora
de producirlo, pero también existen ciertos álbumes que van mucho más allá del
concepto y, más que una idea nos cuentan una historia. Esto nos dispara una
pregunta muy interesante: ¿hasta qué punto un disco es sólo un disco, y no
además una pieza de literatura o de ficción?
Uno de los discos que marcó mi adolescencia fue
Metropolis pt. 2: Scenes from a memory de Dream Theater. Este álbum fue lanzado
en el año 1999 con la incorporación de Jordan Rudess como tecladista de la
banda, de la cual Mike Portnoy aún formaba parte como baterista y productor.
Tal como su nombre lo indica, fue creado como una secuela de Metrópolis pt. 1:
The Miracle and the Sleeper, quinta canción del segundo álbum de la banda,
Images and Words.
Muchos lo definen como una ópera rock, ya que desde el
vamos fue planteado como una secuencia narrativa de dos actos y cada tema
corresponde a una escena diferente. Cuenta la historia de un muchacho llamado
Nicholas que recurre a un hipnotizador para resolver un drama que lo atormenta
de vidas pasadas. Este personaje, a través de la terapia, termina descubriendo
que su vida está enlazada a la de Victoria Page, quien desde el pasado intenta
transmitirle a través de las visualizaciones la verdad respecto a su muerte,
muy distinta a la que cuentan los diarios. Un thriller contado de la mano de
virtuosos del metal progresivo.
Lo que más me llamó la atención de este disco fue su
estructura clásica literaria de introducción, nudo y desenlace. Cada uno de los
temas cuenta una parte de la historia y están perfectamente encastrados entre
sí desde lo musical y la lírica. Uno podría escuchar la obra completa como un
único tema dividido en varias partes.
A nivel musical, la obra transita diferentes
atmósferas rítmicas y de estilo que transportan al que la escucha por diversos
escenarios según la parte de la historia que se esté narrando. Y no son sólo
las notas y la letra los protagonistas de esta pieza. Dentro de la composición
de los temas, podemos encontrar una gran cantidad de efectos de sonido y
narraciones en off que nos remiten a un ambiente teatral o de radionovela.
Ya en sus primeros dos temas, Regression y Overture,
se puede detectar la variedad de recursos que utiliza: un primer tema con un
texto narrado desde el personaje del hipnotizador seguido de una balada, y un
segundo tema completamente instrumental. Overture, en particular, lo podría
definir como un viaje a través de diferentes planos reflejado en notas
musicales. Es imposible no transportarse a otro lugar al escucharlo.
El estilo cambia completamente cuando empieza a sonar
Beyond this life, sexto tema y el que mejor considero del disco. La guitarra de
Petrucci toma protagonismo con una batería violenta en diez octavos, mientras
la lírica replica la narrativa de un periódico casi en el mismo tono en que se
lee un telegrama. La técnica y los recursos permiten imaginar esas escenas de
forma muy fácil, como si se tratara de una película que se estuviera
proyectando dentro de nuestras cabezas.
El primer acto termina con Through her eyes, otra de
las baladas del disco que retoma el
estilo del primer y cuarto tema, haciendo referencia a los pensamientos del
protagonista ubicado en el presente.
Pero el climax del álbum, el verdadero nudo y punto
álgido de la historia se encuentra en el tema 7 del disco, Home. Es en este
tema en el cual el personaje de Nicholas empieza a sospechar que hay algo más
allá de lo que sabe de Victoria y siente la necesidad de seguir investigando. Aunque
pinta un escenario dentro de la misma paleta de colores que Beyond this life
para hacer referencia a la muerte de la muchacha, esta pieza resume en una sola
canción todos los estados por los que pasan los personajes y no en vano
coincide con el comienzo del segundo acto. Por momentos me pregunto si era
necesario apelar al gemido literal para dar a entender la escena de sexo dentro
de la historia, pero por otro lado lo considero un recurso válido que suma al
imaginario de quien escucha.
El virtuosismo del disco llega de la mano de Dance of
the eternity, tema instrumental en el cual ponen toda la carne al asador para
dar lugar al desenlace de la historia. A diferencia de las demás canciones del
disco, este lo considero más abstracto y difícil de traducir en imágenes. Está
mucho más pegado en composición y estilo a Metrópolis pt. 1 que al resto de las
canciones de Scenes from a memory
Los últimos tres temas vuelven a la estética del
primer acto: balada simple seguida de arpegios y compases complejos. El tercero,
Finally Free, vuelve a recurrir a los recursos sonoros como disparos, audios en
off, gritos y vidrios rompiéndose, como si nos obligase a retomar esta práctica
de imaginar la escena a medida que escuchamos el tema. No les voy a spoilear el
final, pero tiene un giro argumental muy interesante que motiva al oyente a
volver a escuchar el disco para prestar más atención a ciertos detalles que en
una primera escucha pueden pasar de largo.
Scenes from a memory termina siendo casi una obra filmográfica.
Nos brinda todos los recursos necesarios para armar la película, sólo nos queda
a nosotros como oyentes colocar las fotos de los hechos usando la imaginación.
Creo que de a poco las barreras que separan los
diferentes tipos de arte se están diluyendo. Lo pudimos ver de forma muy clara
en la premiación por el Nobel de Literatura a Bob Dylan, y lo vemos en este
tipo de canciones que buscan hacer algo más allá de deleitar los oídos con una
armoniosa melodía, como contar una historia o transmitir un mensaje.
¿Cuántas canciones nos transportan a diferentes
paisajes, nos transmiten aromas, nos cuentan aventuras o nos hacen vivenciar sensaciones
como si fuésemos los protagonistas? Scenes from a memory lo considero, más que
un disco, una pieza de arte multisensorial que se puede plasmar en diferentes
formas de expresión. Y no, no es solo música; es texto, es imagen, es también literatura,
cine y un poco de teatro. Es todo lo que la imaginación del oyente puede llegar
a interpretar a partir de su conjunto de canciones.
Pocos artistas que he escuchado con la misma intención
han logrado una pieza tan uniforme en un álbum como Dream Theater. Muchos se basan
en conceptos o en historias cortas que se cierran dentro de canciones y no se
transmiten al resto del disco. Creo que los artistas tienen allí un nicho muy
rico que pueden atender y espero que muchos se animen a tomar el desafío de
crear una obra maestra como es el caso de Scenes from a memory.
Muchas gracias por leerme!
Los espero en mi próxima nota,
Goshi.